El Real Madrid arrancó una de esas semanas cruciales en la temporada con una victoria en Balaídos, un escenario que le ha sido históricamente favorable. Como suele ser habitual, el equipo blanco se apoyó en sus pilares más tradicionales: un guardameta salvador, delanteros clínicos y la experiencia de un jugador capaz de desatascar cualquier partido enredado.
En esta ocasión, Luka Modric, el más veterano del conjunto madridista, fue el encargado de romper el cerrojo del Celta de Vigo y, con su inteligencia táctica, habilitó a Vinicius Jr., quien fue decisivo. Modric sigue desafiando al tiempo, demostrando que su sabiduría futbolística es un activo invaluable para el equipo.
