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Aurélien Tchouaméni, ¿Más fuera que dentro del Real Madrid?

Tras el 2-0 ante el Betis, que cerró la primera parte de la temporada para el Real Madrid antes del parón, Carlo Ancelotti no dudó en salir en defensa de Aurélien Tchouameni. Ante las críticas y dudas que parte del madridismo y la prensa han expresado sobre el rendimiento del centrocampista francés, el técnico italiano fue tajante en su respaldo: “Es un fantástico pivote defensivo.

Es muy joven y, con el tiempo, aprenderá a gestionar mejor el balón, pero a nivel defensivo es insustituible”. Esta confianza total en Tchouameni la ha mostrado Ancelotti desde su debut hace dos años, cuando el francés asumió la difícil tarea de reemplazar a Casemiro tras su salida.

Ese estreno en Almería generó murmullos entre los aficionados, pues Tchouameni fue visto como el reemplazo inmediato del brasileño, un reto monumental que aún sigue vigente. Desde aquella Supercopa en la que Casemiro disputó sus últimos minutos como madridista en Helsinki, hasta el debut liguero, el francés ha estado bajo la lupa. Tomar el rol de capo defensivo, como lo hizo Casemiro durante tantos años, es un desafío enorme, y por ahora, Tchouameni sigue dejando más dudas que certezas.

Las estadísticas avanzadas de la temporada pasada revelan que la influencia del francés sobre el juego no ha sido tan notoria como se esperaba. En muchos aspectos defensivos, los números del equipo fueron similares con o sin él en el campo. Por ejemplo, los duelos defensivos ganados con Tchouameni alcanzan un 60,9%, apenas por encima del 59,4% cuando no estuvo presente. En los uno contra uno, el equipo tuvo un 46% de éxito con él y un 49,6% sin él. Incluso en despejes, las cifras son casi idénticas, y lo más sorprendente es que, con Tchouameni en el campo, el Real Madrid encajó más goles (1 por partido) que cuando no jugó (0,8).

Comparado con los mejores centrocampistas defensivos de LaLiga, Tchouameni también queda algo por debajo. Gana 2,3 duelos por partido, mientras que sus competidores promedian 3,94. En estadísticas como intercepciones, recuperaciones y despejes, también está ligeramente rezagado. Sin embargo, destaca en el juego aéreo, donde gana 2,37 duelos aéreos por 90 minutos, superando al promedio de 1,71 de los demás, y en tiros bloqueados, donde duplica a sus rivales (0,49 frente a 0,24).

La fortaleza aérea es uno de los sellos distintivos de Tchouameni, algo que lo sigue posicionando como una opción de emergencia en el eje de la defensa. Dos de sus tres goles con el Madrid han llegado precisamente por esa vía, con remates de cabeza, como el 0-2 en Montilivi y el decisivo 1-2 en Gran Canaria la temporada pasada.

Más allá de las estadísticas, las sensaciones de Ancelotti son claras. El técnico confía plenamente en Tchouameni como el ancla de un centro del campo que este año será más dinámico y propenso a estirarse, casi como un yoyó, con el regreso del 4-3-3 para hacer espacio a Mbappé. Este sistema podría hacer que el equipo se parta más de lo esperado, y Ancelotti valora la solidez física del francés por encima de las cualidades de Camavinga o el incansable Valverde, más acostumbrados al doble pivote. A eso se suma la imposibilidad de contar con Modric o Ceballos para un papel defensivo, ya que su perfil es muy distinto.

Además, las lesiones en el medio campo, especialmente la de Camavinga antes de la Supercopa de Europa, han limitado aún más las opciones de Ancelotti. Por eso, el técnico prefiere no alterar lo que funciona, reafirmando su apoyo a Tchouameni, incluso si su papel sigue siendo cuestionado por algunos sectores del madridismo.

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