Al Real Madrid no le sienta bien bajar al barrio. Una vez más, como en temporadas anteriores, volvió a dejar puntos en un estadio pequeño pero apasionado. Esta vez, fue víctima de un Rayo Vallecano extraordinario que, con intensidad y orden, supo exhibir las carencias defensivas del equipo de Ancelotti.
En apenas media hora, el marcador reflejaba un 2-0 a favor de los locales, obligando al visitante ilustre a esforzarse al mismo nivel que su rival. Aunque Rodrygo y Bellingham lideraron la reacción madridista, no fue suficiente para asegurar la victoria, gracias al incansable desempeño de Isi Palazón. El empate (3-3) cedió nuevamente la iniciativa al Barcelona en la lucha por el liderato. Mérito absoluto para un Rayo que en casa sabe competir como pocos.
Un inicio desastroso para el Real Madrid
El partido no pudo comenzar peor para el Real Madrid. El equipo mostró una actitud desinteresada, como si aún estuviera celebrando su reciente triunfo en la Champions League. Mientras tanto, el Rayo salió con toda la intensidad que caracteriza al equipo del barrio, estrategia que ya le permitió superar a Barcelona y Atlético de Madrid esta temporada.
Apenas en el minuto 4, Unai López adelantó a los locales con un cabezazo cruzado tras un excelente centro de De Frutos. Los defensores madridistas, demasiado centrados en el primer palo, dejaron desprotegido el segundo, lo que resultó en el primer gol del encuentro. Este error no fue un accidente, sino parte de un dominio total del Rayo durante la primera media hora, donde Isi Palazón fue un constante dolor de cabeza para la defensa blanca, y Nteka logró incomodar a un desconcertado Tchouaméni.
El segundo tanto llegó poco después, nuevamente explotando las falencias en la estrategia defensiva del Madrid. Un cabezazo de Mumin, libre de marca, dejó en evidencia la desconexión de los centrales y los laterales blancos. En el minuto 36, el 2-0 en el marcador colocaba al Madrid contra las cuerdas.
La reacción blanca: Rodrygo y Bellingham al rescate
El Real Madrid logró reaccionar antes del descanso. Con un Rayo más replegado, Rodrygo apareció desde la banda izquierda para generar peligro. Fue Valverde quien, con un espectacular derechazo desde fuera del área, recortó distancias en el marcador. Poco después, Bellingham, siempre incansable, cabeceó con precisión para sellar el 2-2 al término de la primera mitad.
Un empate que frena al Madrid y enaltece al Rayo
El tramo final fue de ida y vuelta. Vinicius Jr., ingresando desde el banquillo, agitó el ataque blanco, pero sus intentos chocaron contra una defensa rayista bien plantada y un acertado Stole Dimitrievski. En el último minuto, un potente disparo de Lejeune obligó a Courtois a realizar una parada espectacular, certificando el empate.
Este partido de alto voltaje dejó un sabor agridulce en el Madrid, que nuevamente mostró debilidades defensivas incompatibles con un equipo que aspira a ser campeón. Para el Rayo, el empate es una muestra más de su capacidad para competir al máximo nivel, especialmente en su fortín de Vallecas.
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Tras el descanso, el Madrid tomó el control del balón, con Modric aportando calma y organización en la medular. Un gol bien anulado a Arda Güler por fuera de juego fue el preludio de un tanto espectacular de Rodrygo, quien, con una acción individual de gran calidad, colocó el 2-3 con un zurdazo inapelable.
Sin embargo, el Rayo nunca baja los brazos, y menos con Isi Palazón en el campo. El empate final llegó tras un desvío oportuno del propio Isi a un disparo lejano de Lejeune. El 3-3 desató un final vibrante con oportunidades para ambos equipos.