Enfrentarse al Real Madrid en la Copa de Europa es una tarea casi imposible de prever. El equipo merengue tiene una capacidad única para elevar su nivel cuando parece más acorralado. Lo vivió en carne propia el Borussia Dortmund, que estuvo cerca de vengar aquella final de la Champions al ponerse 0-2 con un fútbol brillante durante una hora, pero terminó sucumbiendo ante un castigo propio de un equipo lleno de talento.
Para el Madrid, cuanto más complicada es la situación, más parece motivarlo a dar lo mejor de sí. Liderados por Vinicius Junior, los blancos protagonizaron una nueva remontada épica en apenas 30 minutos de puro corazón, rozando el abismo pero sin caer. Es, una vez más, la leyenda blanca.
Relatar un partido del Madrid resulta un desafío de coherencia, ya que su desempeño en el campo puede cambiar radicalmente en cuestión de minutos. El Dortmund llegó al Santiago Bernabéu con la confianza que le otorga el liderato y el impulso de su nuevo técnico, Nuri Sahin, quien durante una hora puso en aprietos al público madridista, que no escatimó en pitos.
Pese a las bajas de Adeyemi y Couto, los alemanes demostraron una seguridad en su juego que hoy parece faltarle al Madrid. Carlo Ancelotti, en un intento por dominar el partido, alineó a todos sus jugones: Modric y Bellingham en el centro del campo, dejando a Valverde como encargado de las coberturas ante posibles contras rivales.
Sin embargo, durante los primeros 30 minutos, el Madrid apenas mordió, retrocediendo cada vez que el Dortmund manejaba el balón con soltura, apoyado en el buen toque de Nmecha, y buscando respuestas en las carreras de Vinicius o Mbappé.
La primera media hora careció de peligro por parte del conjunto blanco. Un ataque por la banda derecha del Dortmund expuso las debilidades defensivas del Madrid. Lucas Vázquez, intentando cortar hacia el centro, perdió el balón ante Brandt, quien asistió a Guirassy en el área.
Con gran destreza, el delantero dejó solo a Malen frente a Courtois, quien nada pudo hacer para evitar el gol. El 0-1 sorprendió al Madrid, que no logró reaccionar y, apenas cuatro minutos después, encajó el segundo tanto. Malen, desde la banda derecha, aguantó la jugada y asistió a Bynoe-Gittens, quien se anticipó a Lucas para definir. Es fácil culpar al gallego, cuya posición natural es la de extremo, y que nuevamente mostró dificultades para suplir la baja de Carvajal, sobre todo en el plano defensivo.
Con el 0-2, el Madrid despertó y comenzó a buscar el descuento con mayor agresividad. En una jugada frenética, primero Rodrygo y luego Bellingham estrellaron el balón en el travesaño, mientras que un tercer intento fue despejado de forma magistral por Kobel. Era el minuto 37 y parecía anunciarse la habitual tormenta blanca, pero el Dortmund resistió y mantuvo la calma, llegando al descanso con una ventaja que fue recibida con una sonora pitada del Bernabéu.
Para la segunda mitad, Ancelotti decidió mover fichas, colocando a Bellingham en la banda izquierda. El cambio de actitud fue inmediato, y el Madrid se instaló en campo contrario, aumentando la intensidad. ¿Por qué no juega así desde el inicio? Con Schlotterbeck multiplicándose en defensa, el Dortmund comenzaba a perder el control.
El primer cambio alemán, la entrada de Anton por Bynoe-Gittens, permitió al Madrid encerrar aún más a su rival, obteniendo recompensa rápidamente. Si el Dortmund marcó dos goles en cuatro minutos, el Madrid solo necesitó dos. El primero llegó con una gran jugada por la derecha de Mbappé, que asistió a Rüdiger para que el defensor cabeceara a la red, despertando a todo el estadio.
Apenas un instante después, el Madrid empató el partido. Tras un despeje errático de la defensa germana, el balón cayó en los pies de Vinicius, quien empujó a gol, aunque en primera instancia se pitó fuera de juego. No obstante, el tanto fue validado al comprobarse que Ryerson habilitaba la jugada. El partido volvía a empezar.
El Madrid, embalado por la remontada, estuvo cerca de adelantarse con un disparo de Mbappé, pero fue el Dortmund quien tuvo una ocasión peligrosa en una contra que Courtois logró salvar ante Bensebaini. La entrada de Camavinga le dio más dinamismo al Madrid, que intentaba desequilibrar por todas partes.
Sahin intentó contrarrestar el vendaval blanco introduciendo a Can para frenar a Vinicius, pero el brasileño pidió el balón una y otra vez, poniendo en apuros a la defensa alemana. Una pérdida en el mediocampo casi provoca el 2-3, pero nuevamente Courtois salvó a su equipo.
Finalmente, el Madrid aplicó su ley de campeón. Lucas Vázquez, tras una pared con Mbappé, encontró el rechace perfecto y cruzó el balón con potencia para culminar la remontada. Pero la noche guardaba algo más: en una contra fulminante, Vinicius desbordó a Can y se lanzó en velocidad hacia el área.
Ante Süle, recortó hacia adentro y, con un disparo cruzado y violento, sentenció el partido. Una nueva obra maestra del brasileño, quien aún tendría tiempo para liderar otra contra que cerró el partido con la categoría que caracteriza a este Madrid.
No siempre tiene el mejor fútbol, pero lo que nunca le falta al Real Madrid es talento y una capacidad única para regresar desde el borde del precipicio.