La maquinaria de la prensa deportiva lleva años empujando la narrativa de eliminar a los ultras del fútbol. Un fenómeno que, lejos de ser un simple tema de seguridad o convivencia, ha ido ganando terreno como una cruzada silenciosa para borrar el sonido auténtico del fútbol español.
Quieren transformar los estadios en lugares estériles, donde el eco de los cánticos y la pasión de las gradas desaparezcan por completo. Ya lo lograron hace tiempo con el Real Madrid, un club que ha visto cómo se apagaba esa fuerza en su afición más ruidosa.
Ahora, la intención es clara: hacer lo mismo con el resto de equipos, pero curiosamente, la presión mediática solo parece enfocarse en los ultras de ideología de derechas. Los grupos de izquierda, por alguna razón, no parecen molestar tanto a la prensa, ni han sido objeto de las mismas campañas.
¿Es justo? ¿Es coherente? En este vídeo analizo a fondo esta realidad, dando mi opinión y argumentando si realmente el fútbol español necesita desprenderse de estos “directores de orquesta” que dan vida a los estadios. No te lo pierdas.
Ahora bien, lo curioso de todo esto es que la misma prensa que parece querer sofocar la pasión en los estadios españoles, no deja de alabar la atmósfera vibrante de los estadios alemanes e ingleses. Lugares llenos de cánticos, color y sobre todo, un ambiente generado en gran parte por los propios ultras. Se aplaude su fidelidad, se ensalza su capacidad de mantener vivo el espíritu del fútbol, pero en España, esa misma intensidad parece no ser bienvenida. El doble rasero es evidente, y en muchos casos, se señala sin tapujos que lo que se busca es la homogeneización de las gradas, un fútbol mudo, para el espectador pasivo, sentado, alejado de la emoción pura que tradicionalmente ha acompañado a este deporte.
¿Es el fútbol sin los ultras el mismo espectáculo? ¿Es posible concebir un estadio sin la energía que estos grupos aportan, incluso cuando su presencia es controvertida? La respuesta es mucho más compleja de lo que algunos querrían admitir. La historia de este deporte está impregnada de momentos icónicos que nacen desde la grada, desde ese pulso colectivo que late al ritmo de los cánticos. Sin esa chispa, el fútbol podría perder su esencia, convirtiéndose en un mero entretenimiento sin alma.
Es imposible no preguntarse si lo que busca la prensa no es más que un fútbol despojado de su auténtica pasión. Al final del día, los ultras han sido una parte innegable del espectáculo, por más que su presencia sea incómoda para algunos sectores. ¿Por qué, entonces, esta campaña selectiva? Las voces que animan cada encuentro son las que hacen del fútbol algo mucho más que un simple deporte.
