Rara vez los árbitros ganan protagonismo en un partido a menos que cometan errores, pero en el derbi del Metropolitano, la dirección de Busquets Ferrer fue crucial para que el encuentro no se desbordara y terminara siendo noticia por razones extradeportivas. Mantuvo la calma, activó el protocolo cuando comenzaron a llover objetos desde el Fondo Sur y ordenó suspender el partido momentáneamente hasta que la situación se calmara.
Gracias a su intervención, el derbi, que estuvo lleno de pasión pero escaso de fútbol, pudo continuar. Finalmente, un gol de Ángel Correa en el descuento selló el empate para el Atlético, castigando a un Real Madrid que había tenido la victoria en sus manos, pero que, al quedarse sin fuerzas, no pudo mantener la ventaja. Al menos, los blancos pueden consolarse con salir invictos del estadio donde sufrieron su última derrota en liga.
La esperada intensidad del derbi se diluyó en una primera parte más bien pausada, sin apenas vértigo. Ambos equipos, más preocupados por no cometer errores que por generar peligro, se neutralizaron por varias razones. La primera, porque tanto Courtois como Oblak estuvieron impecables, evitando las únicas ocasiones claras del rival. El belga sacó un remate de Julián con los pies, mientras que el esloveno voló para despejar un disparo de Valverde. En el Atlético, Simeone alineó por primera vez en la temporada a sus tres estrellas ofensivas: Sorloth, Griezmann y La Araña. El argentino brilló en todo momento, tanto en la creación como en la presión, completando un primer tiempo casi perfecto.
El Real Madrid, por su parte, se mostró más incómodo. El habitual ritmo frenético del equipo se convirtió en un juego más pausado, intentando controlar la posesión y buscar espacios entre líneas. Militao, jugando como central por la izquierda, sufrió en varias salidas de balón, perdiendo posesiones poco habituales en él. Valverde tuvo que retroceder en varias ocasiones para ayudar a Tchouaméni, quien no lograba imprimir velocidad al juego. A pesar de las dificultades, Bellingham destacó por su capacidad para aparecer en todos los rincones del campo, aportando tanto en ataque como en defensa.
Sin embargo, el gran foco estaba en Vinicius Junior, cuyo nombre fue coreado por la afición madridista al anunciarse la alineación. Emparejado con Nahuel Molina, el brasileño tuvo dificultades para escapar de las constantes ayudas de Llorente, aunque mostró destellos de su calidad. Lo importante es que Vinicius mantuvo la calma, sin hacer aspavientos, lo que ayudó a que la tensión con la grada disminuyera.
En la segunda mitad, el Atlético subió la intensidad. Con la entrada de Koke, el equipo rojiblanco ganó en presencia en el centro del campo, mientras que Llorente se desplazó al lateral derecho. A pesar del aumento de presión, no generaron demasiadas ocasiones, salvo un córner en el que pidieron penalti por una posible mano de Bellingham, pero el árbitro decidió que el juego continuara. Por su parte, el Madrid tuvo una gran oportunidad tras un córner que Rodrygo, solo en la frontal, desperdició al mandar el balón por encima del larguero.
El partido cambió completamente en el minuto 64. Le Normand cometió una falta sobre Vinicius que le costó la tarjeta amarilla. En la jugada siguiente, el Madrid sorprendió con una falta rápida ejecutada por Modric, que pasó a Vinicius. El brasileño, con su habitual desparpajo, templó un centro al segundo palo que Militao voleó con precisión para poner el 0-1. Mientras los jugadores blancos celebraban el gol, comenzaron a caer objetos desde la grada sobre Courtois, lo que llevó a Busquets Ferrer a intervenir nuevamente, suspendiendo el encuentro temporalmente.
Tras un parón de 20 minutos, en los que se vieron algunas protestas dentro del estadio hacia el sector desde donde se lanzaron los objetos, el juego se reanudó. El Madrid, que había salido más concentrado tras la pausa, generó una ocasión clara a través de Vinicius, cuyo disparo fue detenido por un Oblak salvador. Tchouaméni se hizo gigante en el centro del campo, mientras que Ancelotti resistía a realizar cambios, confiando en el esfuerzo defensivo de su equipo.
Todo parecía controlado para los blancos hasta el minuto 86, cuando Lucas entró por Modric, quien se retiró sin haber errado un solo pase. Sin el croata, el Madrid perdió el control del balón, y Endrick falló una contra clara al optar por un disparo lejano en lugar de buscar la combinación con Bellingham. Fue un error que el equipo pagaría caro. En los minutos finales, un pase de Javi Galán habilitó a Correa, quien, con un sutil toque, batió a Courtois para poner el empate. Aunque inicialmente se señaló fuera de juego, el VAR confirmó que el tanto era válido, pues Rüdiger rompía la línea. Empate merecido para ambos equipos, en un duelo que, lamentablemente, estuvo marcado por los incidentes extradeportivos.
Este derbi no pasará a la historia por su calidad futbolística, sino por lo sucedido fuera del terreno de juego. Sobran esos comportamientos.