El Real Madrid se reencontró con su mejor versión en el Bernabéu y rompió la racha negativa de dos derrotas en casa con una contundente goleada frente a Osasuna. En un duelo marcado tanto por el brillo colectivo como por las destacadas individualidades, el equipo dirigido por Carlo Ancelotti se mostró sólido y comprometido en todas sus líneas, superando incluso tres lesiones durante el primer tiempo, incluyendo una de gravedad para Éder Militao.
Vinicius Jr. brilló con luz propia, firmando un triplete en el marcador y demostrando una calidad incuestionable en sus dos primeros tantos. Sin embargo, este triunfo fue un esfuerzo de equipo, como evidenciaron los abrazos entre los jugadores y las asistencias inesperadas de canteranos como Raúl Asencio y el guardameta Andrei Lunin, quien cumplió con creces en su debut importante en el Bernabéu.
La jornada comenzó con un emotivo homenaje a las víctimas de la DANA, mostrando la bandera de la Comunitat en el centro del campo y recordando un momento difícil para muchos. Con este contexto, el Madrid saltó al terreno de juego consciente de su necesidad de reivindicarse y con una estrategia revisada por Ancelotti, quien optó por tres cambios en la alineación, uno por cada línea. A pesar de que el equipo blanco dominó en el arranque, con ocho tiros de esquina en apenas 15 minutos, el marcador no se movía y el rival resistía bien posicionado en la zona alta de la tabla.
El primer golpe llegó con la lesión de Rodrygo, quien salió del campo entre lágrimas por un problema muscular. Poco después, en un intento de remate, Militao cayó dolorido en la rodilla, anticipando una posible lesión grave. Ante la adversidad, el Bernabéu celebró la entrada de Brahim y de Raúl Asencio, un canterano que aprovechó su gran oportunidad. El equipo pareció fortalecerse y, en esa motivación, Camavinga presionó y recuperó, permitiendo a Bellingham conectar con Vinicius, quien, en una jugada de pura magia, colocó el balón junto al palo izquierdo con un disparo imparable.
A pesar de otra baja importante, la de Lucas Vázquez, el conjunto blanco no dejó de empujar. Valverde y Brahim acudieron a cubrir su posición, y en una jugada magistral, Asencio ejecutó un pase perfecto para que Bellingham anotara su primer gol de la temporada, dejando claro que el joven defensa tiene el nivel para aportar tanto en defensa como en la creación de juego.
Osasuna, lejos de ser el equipo que avasalló al Barcelona semanas atrás, mostró una defensa floja y sin intensidad. El Real Madrid aprovechó cada oportunidad y, en una presión alta, Vinicius y Mbappé provocaron una recuperación que Camavinga convirtió en asistencia para el brasileño. Este último gol liquidó el encuentro y dejó espacio para que algunos jugadores, como Güler y Endrick, demostraran su valía.
A pesar de recibir el respaldo del público, Mbappé sigue en un momento bajo de confianza, sin encontrar su sitio ni en el centro ni en la banda, aunque su esfuerzo fue reconocido por la afición. Vinicius, por otro lado, selló su gran actuación empujando el cuarto gol tras una recuperación de Brahim, dejando clara su influencia en el equipo. Con un Osasuna incapaz de inquietar la portería de Lunin, el Madrid mostró su versión más imponente y organizada, un equipo temible cuando juega al máximo de su intensidad.