Ni siquiera la Champions League, ese refugio de tantas tempestades para el Real Madrid, logró disipar las dudas que rodean al equipo de Carlo Ancelotti. El equipo blanco sigue inmerso en su propio laberinto futbolístico, donde ni siquiera la magia de Jude Bellingham fue suficiente para activar a un conjunto que, sorprendentemente, está rindiendo muy por debajo de lo que sugieren sus nombres. Sin embargo, mientras el fútbol sigue sin aparecer, el Madrid se aferra a lo único que puede: el marcador.
El Stuttgart, un equipo ordenado y atrevido, estuvo a punto de arañar un empate en el Santiago Bernabéu, lo que dejó en evidencia las carencias del equipo merengue. Solo un extraordinario Thibaut Courtois evitó que el duelo terminara en un desastre para los locales. El Madrid solo dominó durante unos veinte minutos en la segunda mitad, cuando Rodrygo y Vinicius encontraron espacios para lucirse. Aún así, los alemanes, bien organizados y sin el respeto que uno esperaría, le complicaron la vida a los blancos. Un cabezazo de Antonio Rüdiger y un tanto final de Endrick cerraron el encuentro, pero dejaron abierto el debate sobre el verdadero estado del equipo.
Una plantilla limitada y decisiones forzadas
Las lesiones y una plantilla corta obligan a Ancelotti a utilizar alineaciones improvisadas. El once de hoy reflejó esa situación, con el regreso de Bellingham, un jugador clave para mantener unido al equipo, pero con una defensa desajustada que incluyó a Carvajal como central, algo que solo habíamos visto en situaciones de emergencia. Este ajuste, debido a la lesión de David Alaba y la falta de refuerzos en el mercado, podría extenderse más de lo esperado.
El Stuttgart, por su parte, no se intimidó en el Bernabéu. Desde el inicio, los alemanes mostraron personalidad, con una propuesta basada en la posesión, el toque y la pegada. Las primeras ocasiones fueron para ellos, con un disparo de Leweling que Courtois desvió, seguido de otro fallo en un mano a mano de Millot, provocado por una pérdida irresponsable del equipo blanco.
Courtois, el salvavidas del Madrid
El Stuttgart llegó preparado. Sabían que el Madrid sufre con la presión alta y lo explotaron. Una y otra vez, los alemanes pusieron en aprietos al equipo local, mostrando lo que ya se ha visto en otras plazas como Mallorca o San Sebastián: un Madrid partido, estático y dependiente de su portero. Pero Courtois, como siempre, respondió. En los primeros quince minutos, el belga detuvo un disparo de Millot y un remate a quemarropa de Stiller, salvando a su equipo de un desastre mayor. El Bernabéu, inquieto, comenzaba a murmurar.
A pesar del dominio alemán, el Madrid fue poco a poco mejorando. Primero fue Rodrygo con un par de arranques por la derecha, luego Vinicius, que seguía lejos de su mejor versión, y finalmente Mbappé, cuyo disparo más peligroso del primer tiempo fue rechazado por Nübel. El equipo se marchó al descanso con un empate que no dejaba satisfecho a nadie.
El Madrid despierta, pero sigue sufriendo
El Stuttgart lamentó no haber aprovechado sus oportunidades, porque en el fútbol, los grandes equipos siempre encuentran una respuesta. Y el Madrid no es la excepción. Al inicio de la segunda mitad, Tchouameni lanzó un pase largo a Rodrygo, quien, tras un error de Mittelstädt, asistió a Mbappé para el 1-0. El partido cambió completamente. La entrada de Militao por el amonestado Lucas Vázquez permitió al equipo recuperar una defensa más sólida y Carvajal volvió a su posición natural, lo que dio aire al Madrid en la banda derecha.
Con la ventaja en el marcador, el Madrid fue encontrando su juego. Mbappé y Rodrygo tuvieron oportunidades claras para aumentar la ventaja, pero fue Vinicius quien más cerca estuvo, estrellando un disparo en el larguero. Sin embargo, el Stuttgart seguía vivo y Courtois tuvo que intervenir de nuevo para detener un remate cruzado de Leweling. En ese momento, el brasileño comenzó a ser más protagonista, aunque los alemanes lograron empatar con un cabezazo de Undav a quemarropa.
El desenlace: Rüdiger y Endrick sellan la victoria
Cuando todo parecía complicarse de nuevo para los blancos, Ancelotti optó por dar un paso atrás para reordenar al equipo. Ingresó Arda Güler por Rodrygo para reforzar el centro del campo y, en la recta final, apostó por Endrick. Finalmente, fue un cabezazo de Rüdiger, a la salida de un córner lanzado por Modric, el que devolvió la ventaja al Madrid en un partido lleno de giros inesperados. Poco después, Endrick puso el broche final con el 3-1 definitivo.
El Real Madrid se llevó la victoria, pero las dudas persisten. Un equipo que sigue dependiendo de individualidades y momentos aislados, mientras el fútbol colectivo parece ser un problema sin resolver. Courtois, Rüdiger y Endrick salvaron los muebles en esta ocasión, pero los aficionados siguen esperando mucho más de un equipo que no puede seguir viviendo de su historia.